Los agitadores sumergidos están construidos con una hélice que suele tener dos o tres palas, que giran a distintas velocidades y que está accionada por un motor eléctrico, lo que provoca la agitación y mezcla del fluido.
Todo el equipo se encuentra sumergido, incorpora un cierre mecánico para la transmisión y el motor eléctrico tiene grado de protección IP68, resultando un conjunto completamente estanco.
La instalación de los agitadores sumergibles se realiza habitualmente mediante un sistema de guía universal que permite la utilización del agitador en depósitos de diferente profundidad, evitando simultáneamente la formación de zonas muertas.
Con el sistema de tubo guía, no existe ninguna dificultad para bajar el agitador al depósito aunque, el mismo, se encuentre inundado. Se puede realizar la operación inversa, si es preciso sacar el equipo, para efectuar algún trabajo de reparación o mantenimiento.